Se sabe que un iceberg es un gran riesgo para la navegación
porque tras la aparente inocuidad de la
masa de hielo visible y que fácilmente puede fragmentada por el casco del buque,
se oculta la inmensa masa que supera la resistencia de cualquier embarcación.
En las empresas, se asume aunque no es necesariamente cierto,
que tras el cargo de un jefe, gerente, CEO o cualquier otra denominación se
encuentra un líder. Se entiende que
el líder conduce a las personas a hacer
lo que es bueno y necesario para la organización. Sin embargo, aunque se espera
que el jefe sea líder, en la práctica son como dos elementos que por lo
general no se enlazan o une de manera automática
sino como consecuencia de un trabajo cuidadoso y eficiente de quien se espera
que sea el líder.
Un líder auténtico
tiene asociadas a su personalidad y conducta detalles como la Humildad, Competencia profesional, Realismo y
entendimiento del potencial y limitaciones personales y de la organización que
dirige, Disposición para aprender, Proactividad, Búsqueda de los mejores
colaboradores evitando a los aduladores o gente semejante, Honestidad,
Autoestima, Respeto por los demás, Valores firmes, Transparencia. Existen
muchas atributos más propios del líder, pero sólo mencionamos algunos en
contraposición a los que exhibe alguien que no es líder y que paradójicamente
ocupa un cargo de importancia en una
entidad, generalmente del sector público.
En la gráfica 1 se muestra de manera
esquemática lo que este líder genera entre la gente que forma parte de su
organización o aquellos a quienes dirige.
Por el contrario, los que no tiene los requisitos para ser
líderes son los que tarde o temprano llevan
a la organización a un estado
catastrófico, sea por destrucción, por
volverla inmanejable, por crear crisis en todo ámbito, por desaprovechar el
potencial, cuando existe, de los colaboradores o los recursos disponibles, por
defraudar la fe o confianza de los que lo pusieron al frente de la organización
o lo apoyaron (asumiendo que éstos hayan tenido la intención de lograr
resultados positivos mediante su gestión, hecho también raro porque por lo
general andan por los mismos caminos).
El análisis indica que el nivel, calidad e intensidad de
liderazgo va en relación inversa a la presencia de rasgos negativos como los
que se citan a continuación: Soberbia, incompetencia, alienación,
autosuficiencia, mendacidad, necesidad de halagos (búsqueda enfermiza de
colaboradores serviles o aduladores profesionales), desprecio por los demás, ausencia o
debilitamiento de valores, incapacidad o falta de voluntad para aprender,
corrupción.
Todas estos vicios o características negativas tienen el
efecto de un iceberg, ya que aunque se aparenta normalidad, riesgo mínimo o
desempeño eficiente , en realidad, representan
un peligro serio e inevitable para los organizaciones (los buques).
Quien se enfrenta a ellos perderá, el buque que choque con un iceberg está
irremediablemente perdido.
En la gráfica 2 se presenta de manera visual la metáfora que
simboliza el riesgo oculto, pero real y altamente nocivo, de un seudolider.
Un caso actual que muestra la segunda situación se refiere a
la negociación encubierta entre el gobierno de Obama y los talibanes en canje
de un soldado americano por seis cabecillas terroristas. Otros casos, se pueden
encontrar con mucha frecuencia y cada vez con mayor intensidad en las organizaciones
públicas, especialmente en Latinoamérica y África, en todos los niveles de gobierno.
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