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Thursday, June 19, 2014

¿Qué puede erosionar o contaminar al Liderazgo? Metáfora del Iceberg


Se sabe que un iceberg es un gran riesgo para la navegación porque tras la aparente inocuidad de  la masa de hielo visible y que fácilmente puede fragmentada por el casco del buque, se oculta la inmensa masa que supera la resistencia de cualquier embarcación.


En las empresas, se asume aunque no es necesariamente cierto, que tras el cargo de un jefe, gerente, CEO o cualquier otra denominación se encuentra un líder.  Se entiende que el  líder conduce a las personas a hacer lo que es bueno y necesario para la organización. Sin embargo, aunque se espera que el jefe sea líder, en la práctica son como dos elementos que por lo general  no se enlazan o une de manera automática sino como consecuencia de un trabajo cuidadoso y eficiente de quien se espera que sea el líder.


Un líder auténtico tiene asociadas a su personalidad y conducta detalles como la Humildad, Competencia profesional, Realismo y entendimiento del potencial y limitaciones personales y de la organización que dirige, Disposición para aprender, Proactividad, Búsqueda de los mejores colaboradores evitando a los aduladores o gente semejante, Honestidad, Autoestima, Respeto por los demás, Valores firmes, Transparencia. Existen muchas atributos más propios del líder, pero sólo mencionamos algunos en contraposición a los que exhibe alguien que no es líder y que paradójicamente ocupa un cargo  de importancia en una entidad, generalmente del sector público.

En la gráfica 1 se muestra de manera esquemática lo que este líder genera entre la gente que forma parte de su organización o aquellos a quienes dirige.

Por el contrario, los que no tiene los requisitos para ser líderes son los que tarde o temprano llevan  a la organización  a un estado catastrófico, sea por destrucción,  por volverla inmanejable, por crear crisis en todo ámbito, por desaprovechar el potencial, cuando existe, de los colaboradores o los recursos disponibles, por defraudar la fe o confianza de los que lo pusieron al frente de la organización o lo apoyaron (asumiendo que éstos hayan tenido la intención de lograr resultados positivos mediante su gestión, hecho también raro porque por lo general andan por los mismos caminos).
El análisis indica que el nivel, calidad e intensidad de liderazgo va en relación inversa a la presencia de rasgos negativos como los que se citan a continuación: Soberbia, incompetencia, alienación, autosuficiencia, mendacidad, necesidad de halagos (búsqueda enfermiza de colaboradores serviles o aduladores profesionales),  desprecio por los demás, ausencia o debilitamiento de valores, incapacidad o falta de voluntad para aprender, corrupción.
Todas estos vicios o características negativas tienen el efecto de un iceberg, ya que aunque se aparenta normalidad, riesgo mínimo o desempeño eficiente , en realidad, representan  un peligro serio e inevitable para los organizaciones (los buques). Quien se enfrenta a ellos perderá, el buque que choque con un iceberg está irremediablemente perdido.
En la gráfica 2 se presenta de manera visual la metáfora que simboliza el riesgo oculto, pero real y altamente nocivo, de un seudolider.


Un caso actual que muestra la segunda situación se refiere a la negociación encubierta entre el gobierno de Obama y los talibanes en canje de un soldado americano por seis cabecillas terroristas. Otros casos, se pueden encontrar con mucha frecuencia y cada vez con mayor intensidad en las organizaciones públicas, especialmente en Latinoamérica y África, en todos los niveles de gobierno.

Mayor Información en el siguiente enlace:


Así, el liderazgo contaminado y erosionado por la autosuficiencia, soberbia, autocomplacencia y enajenación es el pasivo más costoso de una entidad pública o privada; por ello, es altamente pernicioso para la organización y debe ser controlado o eliminado de raíz, no hay soluciones intermedias