Total Pageviews

Wednesday, July 23, 2014

Metáfora de la nave espacial. Gestión organizacional


La metáfora de la nave espacial ¿Ejecutivos generalistas o especializados?

Actualmente existe un debate en las escuela de negocios acerca de la necesidad de formar a los futuros ejecutivos o líderes como generalistas (formación en todas las áreas de la organización) o especialistas (fuerte predominio de un área)

Entre las profesiones existen diferencias marcadas aunque también algunos puntos en común que facilitan la comunicación pero que no son suficientes para permitir la sustitución de uno por otro. Un ingeniero industrial conoce asuntos de economía, un economista, algunos aspectos de la empresa, pero uno no pude sustituir plenamente al otro. En la organización, los trabajadores realizan de manera eficiente tareas para las que están capacitados por la experiencia y la educación específica, es posible una sustitución entre ellos con relativo éxito, en función de la complejidad de tareas y funciones.
La organización se dirige hacia un destino, debe lograr lo que se propone en las declaraciones básicas (la misión y visión) y para ellos es necesaria la actuación coordinada de todos los integrantes. ¿Y quién se encarga de definir, conducir la organización, coordinar las acciones, negociar con el personal? Existen jefes, que pueden lograr resultados en el corto plazo, pero si la organización, por esencia, tiene duración indefinida, alguien más, con mayor o mejores atributos, con mayor potencial, tendrá la capacidad de lograr esto. Es el líder, que debe tener  el conocimiento  general, que le permita entender, dialogar, planear, negociar con los le personal todo a la vez . Y además, debe tener la capacidad de ver más lejos que todos.

Es sabido que un líder debe tener la visión integral, por ello necesita tener conocimientos completos y consolidados en todas las áreas. Cada propuesta suya debe tener el enfoque holístico.
La aparente  complejidad del conocimiento actual generó la exigencia de una especialización para no dispersar esfuerzos, pero limitó la calidad y amplitud de actuación. Lo que fue bueno para la fábrica de autos Ford modelo T (especialización extrema) no es bueno en el área de las decisiones críticas en la organización. Aunque la especialización  es adecuada para algunos, no lo es  para el que dirige una organización. La visión y la misión son integrales, no la acumulación de visiones parciales.

Por ello, creamos una metáfora, la organización  como nave espacial. En la organización, todo el personal tiene una función,  una responsabilidad, deben trabajar según plan que puede ser percibido parcialmente o totalmente según su rol y posición,  y deben entender  que la tarea que realizan aunque  parezca trivial es parte de su proceso integral.

En una nave espacial, cada componente está integrado y relacionado con los demás de manera que si falla uno, la nave no avanza o se expone a fallas graves;  cada pieza compleja o tan simple como un tornillo contribuyen para que la nave sea un mecanismo funcional, seguro, confiable, donde cada actividad programada se ejecute totalmente. Y todo existe para un propósito, por ejemplo, llegar a un mundo, un satélite o cerca de la tierra, a la estación espacial.

Por otras parte, salvo que se trate de robots, la nave en la que viajan humanos que realizan  tareas específicas, está dirigida por una persona, un líder que debe entender, coordinar y aprovechar las competencias, habilidades, condiciones  mentales  de sus compañeros. Debe estar más allá de ellos porque tiene la responsabilidad suprema de conducir la nave  a su destino, de resolver problemas previstas o imprevistos  que afectan a la nave, el viaje o interfieren con la conducta y desempeño de sus compañeros. Si hay necesidad de ajustes en algún mecanismo, no será necesariamente él quien se encargue de hacerlo, pero sabrá quién lo puede hacer, sabrá ordenar o sugerir y dar indicaciones cuando sean  necesarias, sabrá cómo mantener la calma , será como un catalizador del desempeño de sus compañeros.

En la organización, el líder es como el capitán de la nave que debe saber todo lo concerniente a la estructura,  funcionamiento, fortalezas y debilidades de la empresa. El personal que trabaja en las distintas áreas puede ser especialista y se espera un desempeño eficiente en su área, él líder no puede ni debe  actuar como tal, no debe limitarse a ello; ni debe asumir el rol de águila y actuar como paloma; de otra manera puede conducir esta nave  a un destino no deseado o paralizar la marcha cuando  haya un problema serio. El líder sabe que cada uno es una pieza que tiene su lugar, cumple una función y debe ser capaz de identificar las posibles fallas (alguien que no cumple su parte) para efectuar las correcciones, debe ser capaz de detectar  posibles error en la organización  o desviaciones del curso (problemas  en el desempeño organizacional).

No es fácil  estar atento al desempeño de la nave, entender los procesos y conexiones, anticiparse a las fallas y  proteger soluciones disponibles a la vez que se mantiene la atención en el viaje y el destino, para hacer las correcciones precias; por esto el comandante de una nave no es un piloto o astronauta común,  es el gran astronautas, el líder. En la organización, no es fácil tener en cuenta los detalles de la organización, los procesos  organizacionales, las personas, los conflictos entre ellos, a la vez que se  mantiene la atención en el propósito (visión, misión); así como tener las respuestas y planes de contingencia para los problemas . Por ello, quien dirige eficazmente una organización, no es solo el jefe, es el líder, el ejecutivo excepcional , con conocimiento, autoridad, prestigio, carisma. El jefe puede ser alguien que cuando existe un riesgo , abandona la nave y observa de lejos como ésta se hunde o estrella; el líder no lo hace y sobre todo, actúa de tal manera que anticipa o evita los problemas que hacen que la nave se hunda o estrella. El líder llega a su destino por convicción, preparación, trabajo consciente, por saber controlar su nave,  conocer su destino y lo hace con su nave y tripulación; el jefe puede llegar por suerte, y a veces no le interesa alcanzar el destino organizacional, solo lograr sus intereses personales.

El líder,  comandante de la nave es generalista, debe conocer todo; el  tripulante encargado del área de combustibles debe conocer profundamente este campo, aunque si por su cuenta adquiere las capacidades generales, es bueno porque eventualmente podría apoyar o reemplazar al líder. Así como existe un plan B para las actividades de la  organización, es bueno suponer que debe existir un líder B (no el que espera ansioso el momento de desplazar a líder actual, sino el que está listo para ocupar su lugar cuándo esté ausente o necesite alguien de su nivel ).